¿Qué es la felicidad?

Esa tarde de otoño en los jardines de aquella vieja escuela, los árboles habían cubierto el suelo con sus hojas secas; estas crujían con cada paso que daba la joven profesora, estas hojas llegadas ahí por el suave efecto del viento de aquella estación, ese delicado y tibio viento, preludio anunciante de una posible lluvia. El sonido de las hojas secas bajo sus pies junto al armonioso silbido del viento, producían perfecta armonía con el sonido de sus pensamientos, uno en especial; uno que aún sonaba en su cabeza y era aquella respuesta entregada por la pequeña Catalina, una de sus alumnas en la clase de aquel día. Al terminar la clase ella pregunto a sus alumnas ¿Qué quieren ser cuando grande? Y en la sala de clase se escuchaba ¡Quiero ser doctora! ¡Yo astronauta! ¡Me gustaría ser escritora! gritaba la pequeña Carla con voz aguda entre otras tantas ideas de las demás alumnas. Y justo frente a la profesora estaba Catalina, quien miraba a sus compañeras esbozando una agradable sonrisa mientras escuchaba el deseo de cada una de ellas, la profesora advirtió esto y cuando las demás alumnas terminaron de hablar; ella le pregunto ¿Y tú Catalina, que quieres ser cuando grande? El silencio llenó toda la sala de clases, Catalina con agradable y serena sonrisa en su rostro; respondió….

– ¡Quiero ser feliz! –

Buscar la felicidad es algo propio del ser humano, la mayoría de las personas están de acuerdo en que desean ser felices, pero al consultar ¿Qué es la felicidad? ¿Qué se necesita para ser feliz? Es ahí donde empiezan las discrepancias.

Según definición general, la felicidad es el estado de ánimo de una persona que se siente plenamente satisfecha por tener lo que desea o por disfrutar de algo bueno, se puede tomar como una medida de bienestar, un estado de ánimo temporal.

En la filosofía griega se manejan 3 opciones de felicidad, la primera es autorrealizarse alcanzando las metas propias del ser humano. La segunda es ser independiente valiéndose por sí mismo sin depender de nadie y la tercera es experimentar placer intelectual o físico y conseguir evitar el sufrimiento mental o físico.

Los estoicos consideran la felicidad como una fortaleza en la aceptación de una existencia determinada. Para la filosofía oriental, la felicidad se concibe como un estado de armonía interna, un sentimiento de bienestar que perdura en el tiempo.

Para algunas corrientes religiosas la felicidad se logra a través de la unión con Dios (cada cual con el suyo) para otras creencias la felicidad se puede encontrar en la Biblia o en los Evangelios y otras tantas lo definen como el seguimiento y comunión con Cristo a través de Espíritu Santo o el Budismo que señala a la felicidad como el “despertar” erradicando todo anhelo, de hecho Buda señaló – La felicidad es el camino –  Por ahí el escritor Ruso Tolstoi hizo referencia de como él sentía la felicidad, indicando -Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo en exceso lo que no tengo-

Autorrealización y logros para algunos, despertar para otros, austeridad y ayuda a los pobres para unos cuantos, estados de ánimo pasajeros o perdurables, comunión religiosa para muchos o aceptación y conformidad para unos pocos, etcétera, etcétera. Amplias y variadas son las definiciones sobre la felicidad y de como se consigue.

Con humildad nosotros preguntamos ¿Puede el ser humano encontrar la felicidad sin conocer la existencia del Autor Divino de la Creación?

El sentimiento más elevado es el Amor, el cual proviene de la Fuente Sublime del Amor Universal que es Nuestro Divino Padre Creador, somos espíritus creados con el Amor de nuestro Padre Celestial, somos entonces espíritus rebosantes de Amor ¿Por qué entonces no entregamos Amor? La Justicia Divina un día nos presenta la posibilidad de encontrar la dicha, al mirar los ojos de aquella persona amada y a la vez, ser correspondido. Nuestro corazón impaciente lleno de amor quiere salir disparado por la fuerza de sus latidos, el amor frente a nosotros, y creemos haber encontrado la “felicidad” y sin embargo es solo un pequeño oasis dentro de un inmenso desierto. 

Sabemos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos; conocemos nuestro norte señalado por la Justicia Divina, comprendemos humildemente el porqué de las cosas, de nuestros momentos de alegría y tristeza, de nuestras enfermedades; sabemos que todo tiene una causa, bajo la Perfecta Ley de Justicia y entendemos que tan solo son momentos en una línea de existencia eterna.

También podemos decir con humildad que conocemos el movimiento incesante del Universo infinito con sus infinitos mundos, todos ellos habitados por las más variadas especies que los pueblan. Muchos de ellos, Maestros; que han logrado alcanzar un nivel de progreso que les permite estar más cerca del Padre Divino. Ellos, como nosotros; también han pasado por acá, y lograron superar y dejar atrás las miserias de la expiación y hoy vienen en ayuda de quienes en Justicia lo merecen. Comprendemos las Leyes de la vida que rigen el devenir del hombre en la Tierra y de esta manera conocemos la Misericordia del Supremo Hacedor Divino a través de las miles de oportunidades que nos otorga por medio de su Ley Divina de la Rencarnación. Y de esta forma sabemos que la muerte no existe, ese fantasma al cual el hombre tanto teme y que tanto atormenta a la humanidad con su manto frío, pero sabemos nosotros que es un paso necesario e ineludible el cual nos lleva a la verdadera vida, la vida espiritual.

Entre nosotros tenemos Profetas, puentes espirituales con avanzado progreso que han sido enviados por el Padre Divino y son el enlace directo con el plano Astral. Conocemos la existencia del espíritu y la carrera de progreso espiritual que debe seguir para su perfeccionamiento. Tenemos las herramientas fundamentales para poder progresar y somos guiados desde lo Alto… ¿cómo no sentirnos felices?

Y tal como mencionó Isaac Newton -Lo que conocemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano-

¡Cuanto aún nos queda por aprender! Todo se dará en Justicia y en su preciso momento.

Hoy debemos alabar y agradecer en cada momento de nuestra vida e infinitamente a Nuestro Divino Padre Creador, ya que gracias a esa gota de agua que hoy nos permite conocer, podemos andar con una sonrisa en nuestros rostros serenos y levantar nuestra mirada hacia el infinito y pensar – Conozco la existencia de nuestro Divino Padre Creador y lo Amo – …. ¡Soy Feliz!                        Gracias Padre Divino.

Conocer la existencia del Divino Padre Creador, reconocer y aceptar sus Leyes Perfectas, en resumen… -Amar al Divino Padre Creador por sobre todas las cosas-

¡He ahí el verdadero secreto de la felicidad! Debemos ser capaces de lograr ese estado de dicha en nuestros espíritus.

He ahí donde radica la verdadera felicidad.

Gloria al Divino Padre Creador en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad

Santiago, abril 2021                                                                                      Hno. Juan Silva Carvajal

3 Comments

Héctor

Sin palabras para este hermoso escrito del hno Juan.
Realmente quede atónito por el entrelazamiento de cada palabra. Inspiración total, sin palabras que falten o sobren, y todo ameno.

Sin lugar a dudas esa es la felicidad hermano, que más podemos pedir si ya lo tenemos todo, conocemos a unico Dios, al verdadero, a Nuestro Divino Padre Creador. Él es la Verdad y el Amor, de Él emana toda Justicia.
¡Claro somos Felices! Y agradecemos todos los días a Nueatro Padre por el nuevo día.

Bendito sea Nuestro Padre!!!

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Loreto Santibañez

Hermosa exposición del autor sobre la verdadera felicidad, que nada tiene que ver con ese concepto manoseado y artificial que argumentan los hombres terrenos, de esta mal llamada civilización!
Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad

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Esteban

Excelente relato, felicidades al autor.
En esta sociedad actual vemos como las personas no entienden lo que es la felicidad, y la confunden con pequeños triunfos y placeres momentáneos, cosas tan terrenales como ganar un partido de futbol o comer algo nuevo, sin darse cuenta que esos pequeños destellos, no son más que un ilusión, que la verdadera felicidad se logra cuando conocemos al Padre Divino, a su Obra y a sus Leyes Perfectas.

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