Año 2021: Ateísmo en el planeta Tierra.

El ateísmo cubre con su manto de oscuridad a todas las naciones de la Tierra.

He ahí el fracaso de la religiones, las que dejando de lado la verdadera Palabra del Padre enseñada por el Mesías y los Profetas, han inculcado a las naciones falsos dogmas de fe hechos por hombres, dogmas medievales, que son ya milenarios y están petrificados en el pasado y que hoy la ciencia terrena ha pulverizado por obsoletos e irracionales, como ser: la virginidad de María, Jesús Dios y Hombre, la Eucaristía – el pan la carne y el vino la sangre de Jesús – el perdón de los pecados, la sola vida sobre la Tierra y la Condenación eterna, la exaltación de la pobreza y la condena de las riquezas, la Infalibilidad Papal, etc. etc.
A esto se ha sumado a fines del siglo XX, la inmoralidad de los religiosos condenados por pedofilia a escala mundial, y la voracidad de las fabulosas riquezas de la Iglesia Católica, mientras el Papa Juan Pablo II pregonaba: “¡los pobres no pueden esperar!” …
Todo esto ha pulverizado la fe en Dios en los hombres de la Tierra.
Sin embargo, hay muchos que aún asisten a iglesias y cultos diversos, y allí se golpean el pecho diciendo: “Yo creo en mi Dios y a él adoro y rindo culto”. Pero son idólatras, porque adoran al falso dios religioso creado por los anticristos que modificaron a su capricho y conveniencia el Evangelio verdadero de Jesucristo, el Maestro Mesías. Por lo tanto, están siguiendo principios que está tergiversados en las Sagradas Escrituras.
El Divino Maestro Jesús nos ha revelado a través de nuestro Puente Espiritual, que más de la mitad de la Biblia está mala.
Pero la Ciencia y el sentido común han demostrado que ese dios religioso era un falso dios inexistente, que hacía gracias y perdonaba los más horribles crímenes contra la humanidad, por lo cual era injusto y si era injusto, luego no era Dios. Ya nadie cree en ese falso dios. El ateísmo está por todas partes.
La consecuencia de esto es que el hombre se ha erigido en su propio dios personal, creyéndose con libertad para actuar con total libertinaje en todos los campos de acción en la sociedad.
Algunos han promovido los trasplantes de órganos jugando a ser dioses, para alargar la vida de los enfermos que presentan órganos dañados en forma irreparable. Otros investigadores han intervenido el ADN de los genes tratando de eliminar enfermedades genéticas. Otros investigan métodos para combatir la esterilidad y han ideado una serie de sistemas, que más vale no mencionar. Otros tratan de producir seres humanos en laboratorios, intento que por el momento han generados rotundos fracasos, creando solo monstruos. Otros han roto el santuario del átomo, lo que ha generado la locura del armamentismo nuclear de todas las naciones, lo que causará el fin de la civilización. Otros, dedican sus esfuerzos a la conquista Espacial, tratando de conquistar mundos ajenos para someterlos a su capricho y poder. Otros devorados por afán de riqueza y poder han saqueado, arrasado, esquilmado sin piedad los recursos de nuestro planeta nodriza, Ser viviente e inteligente. Pero la Tierra, como animal que acecha a su presa, de pronto, en forma repentina, se volverá contra los saqueadores, exterminándolos. Ya son innegables las señales apocalípticas de la agonía de nuestro planeta Tierra y de todas las especies animales y vegetales que permiten la vida de los seres que la pueblan. La consecuencia de esto será violencia, guerras, la crisis económica mundial, el hambre mundial y la locura de las bombas nucleares.
Todo esto porque el hombre piensa, está convencido y persuadido, que no existe ningún Dios ni Mandamientos que provengan de Su Divina Voluntad, con la Moral necesaria para guiar los pasos de los hombres y mujeres del planeta Tierra.
¡Profundo y trascendental error! ¡Existe un Único Dios Viviente y Existente y Él Es el Divino Padre Creador y Supremo Juez y Gobernante Eterno del Universo!
Este es el Único Dios Verdadero, de cuyo Ser Divino y Eterno ha brotado todo lo que ha existido, existe y existirá en el Universo Infinito y Maravilloso, Obra Perfecta de Sus Manos. De Su Mente Divina han brotado las Leyes Perfectas, Eternas e Inmutables que guían el eterno devenir del Cosmos Infinito y variado, en eterna transformación.
La Obra Maravillosa del Divino Padre Creador — que Es “mi Padre que está en los cielos”, que enseñó el Divino Maestro Jesús durante su ministerio profético como el Mesías — es de una grandiosidad y perfección que el hombre de la Tierra no puede imaginar.
Pero nuestros amables lectores se preguntarán: ¿De dónde sacan ustedes estos conceptos tan claros, concretos y exactos sobre Dios, el Universo y el destino de los hombres de la Tierra?
Muy sencillo: Gracias a la misión profética que el Divino Padre encomendó en el siglo XX a Madrecita Laura Antonia, la profeta chilena del Apocalipsis, nosotros los siervos sencillos e ignorantes, pero con fe en el Divino Padre Creador, que con humildad hemos abierto de par en par nuestros espíritus y corazones, para recibir a través de ella, estas enseñanzas sublimes directamente de parte de grandes Maestros provenientes de planetas muy superiores a la Tierra en progreso espiritual y material. Han sido Ellos quienes nos han enseñado a los humildes siervos, estas verdades del Padre y de Su Universo infinito y Maravilloso. También nos han señalado los errores de las religiones terrenas y la inmoralidad y materialismo que hoy envuelve a la mayoría de los hombres y mujeres de la Tierra. Y lo más dramático y trascendental, nos han revelado que la humanidad terrena ha cumplido un Ciclo de Vida y enfrenta en estos tiempos su fin catastrófico, para dar paso después de su Final, a una nueva civilización de alta espiritualidad, cuya semilla ya germina hoy en la Tierra, bajo la dirección y cuidado de Ellos.
Se ha cumplido así la enseñanza de nuestros Maestro Mesías, Jesús de Nazareth: “Bienaventurados los humildes de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.
Es necesario señalar aquí que los Maestros se han comunicado con los gobiernos de las naciones líderes de la Tierra en el siglo XX, pero Su ayuda fue rechazada por la soberbia de los hombres de la Tierra, que considerándose suficientes, sabios y perfectos, pero sin amor; querían ser auto determinantes en su libertinaje y tratar las cosas de la Naturaleza a su capricho y conveniencia.
Pero ¡Cuidado! Ni la Tierra con los seres y cosas que la pueblan, ni el propio organismo humano de cada hombre o mujer les pertenecen, sino que todo, absolutamente todo pertenece al Supremo Hacedor Dios Todopoderoso. Y el hombre solo ha sido llamado a administrar esos bienes, debiendo dar cuenta de su gestión con dichos bienes a la Justicia Divina al momento de su fallecimiento.
Porque la Justicia Divina todo lo somete y la Ley Divina es siempre el momento presente, de modo que todas las acciones del nombre terreno está estrictamente controladas por la Justicia Divina, que es retributiva: Ojo por ojo, diente por diente, pie por pie, mano por mano, vida por vida”. O como lo enseñó nuestro Maestro Mesías: “Con la vara que mides serás medido, o “el que a hierro mata, a hierro ha de morir”, o “el que hace a otro esclavo, en esclavitud parará”. Y la Justicia Divina que a todo y a todos alcanza, dará a cada hombre y a cada mujer de la Tierra lo que es debido, según sus obras. Y la Justicia Perfecta del Padre Divino y Supremo Juez es infalible e inexorable, es decir, no sujeta a ruegos. Es implacable, porque es Perfecta. No es que el Padre sea cruel. El Es Todo Bondad, Todo Amor y Todo Justicia. La maldad es de aquellos hombres y mujeres que atropellan sus Leyes Divinas con sus malas obras.
¿Y cómo se ejecuta la Justicia Divina? Mediante las cuatro Leyes de la Vida: Nacer, Vivir la vida de la Tierra, Desencarnar– que en la Tierra llaman morir — y Reencarnar. Porque el espíritu humano, que es la Vida, es inmortal y reencarna miles de veces sobre la Tierra – planeta de expiación — para pagar las faltas cometidas contra sus prójimos.
¡Sí, Hermanos de la Tierra! ¡Existe la Reencarnación! Aunque esto les duele tanto a tantos, que están acostumbrados a la comodidad del falso dogma milenario del famoso “perdón de los pecados”, que es falso de toda falsedad.
Sí, que cómodo ha sido vivir por siglos y siglos engañados…vamos pecando no más, que Dios perdona todo… Pero al desencarnar el espíritu inmortal del hombre, que conserva la inteligencia en el Más Allá, se encuentra con la desagradable sorpresa de que tiene que pagar inexorablemente en sus vidas futuras, cada falta cometida contra sus prójimos en las vidas anteriores.
Si, por ejemplo, un individuo fue un legionario romano que en una batalla contra los germanos decapitó con su espada a un enemigo, pagará su crimen posiblemente en el siglo XX mientras esté casado y el espíritu de ese germano estará reencarnado en su actual esposa. Y el que fue legionario romano irá de viaje con su esposa en su auto y sufrirá un terrible accidente, en el cual quedará decapitado y su esposa será testigo del cumplimiento de la Justicia Divina, que no perdona, sino que da a cada cual lo que merece, más tarde o más temprano, en su momento preciso, cronométrico.
De esta manera se van limpiando nuestros espíritus y van ganando progreso espiritual, lo que los irá acercando cada vez más a su Creador Divino y los facultará para alcanzar “esas Moradas que preparadas para vosotros están en el Reino de los Cielos” como enseñó nuestro Maestro Mesías.
La consecuencia final de este ateísmo, materialismos, impiedad y afán desmedido de riquezas y poder, será la guerra nuclear, que se podrá producir por un alarde, una amenaza cumplida, una chispa de locura o un error en las computadoras que están programadas para destruir a la humanidad.
A continuación, transcribiremos el Mensaje trascendental que recibió el Almirante norteamericano Richard E. Byrd (1888-1957) de la US Navy, en un viaje de exploración al Polo Norte en febrero de 1947. Al almirante, que pilotaba su avión acompañado de su radiotelegrafista, le fue permitido entrar a una dimensión en el interior de la Tierra, donde habita una raza humana de origen extraterrestre muy progresada espiritual y tecnológicamente. El jefe de ellos, un venerable anciano, le entregó para su Gobierno un Mensaje trascendental para la humanidad, el que luego fue entregado por el Almirante. Pero entonces en su país le fue prohibido terminantemente por la autoridad, de publicar ese Mensaje “por el bien de la humanidad”. El Almirante cumplió la orden durante su vida, pero dejó instrucciones para que fuera publicado después de su fallecimiento. El Mensaje fue publicado, pero manipulado por terceros. Aquí damos un resumen del verdadero Mensaje, autorizado por nuestros Maestros de la Cosmogonía, quienes también nos revelaron que el episodio fue verdadero:
Resumen del Mensaje recibido por el Almirante Byrd:
“Vuestra civilización, contraviniendo las Leyes del Divino Padre Creador, habéis aprendido a manipular un tipo de energía, la atómica, que no es para el uso del hombre.
Nuestros Emisarios de la Misión Intergaláctica, han entregado Mensajes a las potencias de vuestro mundo y estas no nos atendieron.
Vuestra raza ha alcanzado el punto de no retorno, porque hay algunos entre vosotros, que destruirían todo vuestro mundo antes de renunciar al poder, así como lo conocen.
Ahora hay una Gran Tempestad en el horizonte para vuestro mundo, una Furia Negra que no se extinguirá durante varios años. No habrá defensa con vuestras armas, no habrá seguridad con vuestra ciencia.
Asolará hasta que cada flor de vuestra cultura hay sido pisoteada y todas las cosas humanas sean dispersadas en el caos.
Los años oscuros que llegarán ahora para vuestra raza, cubrirán la Tierra con un paño mortuorio.
Pero algunos de vosotros sobrevivirán a la Tempestad. Nosotros vemos en un futuro lejano, emerger de nuevo de las ruinas de vuestra raza, un Mundo Nuevo en busca de sus legendarios tesoros perdidos y éstos estarán aquí, hijo mío, al seguro en nuestro poder.
Cuando llegue el momento, por Mandato del Padre, apareceremos los Maestros de la Cosmogonía Universal, para ayudar a vivir a vuestra cultura y vuestra raza.

(Hasta aquí el resumen del Mensaje trascendental entregado por los Maestros al Almirante Byrd)
“Gloria al Divino Padre Creador en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”.

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